Escritos

lunes, 28 de abril de 2014

Sombras en la arena

Mis callos, ensayos.
Mis baños, soñados.
Mis santos, vasallos.
Mis lunas, caballos.


Contadas mil cosas, vislumbro tus duelos, la roca junto estanque merece ser hermosa.
Proyecto mis miedos, mis vuelos, mis tiernos enjambres de manos, de amagos mal dados, remiendos calcinados, apagados.
Animé a imperiosas mujeres, todas ellas rosas, a salir en busca de la villa,  Doña Congoja.
Mil viejas, mil rubias, mil bellas, mil putas, mil cosas, mil sedas, mil sosas, mil joyas, mil brujas.
Me cuelgan los sellos de amantes maltrechos, mis besos no encuentran collares ni amuletos.
Se adhieren a muertos, colmillos del viento, me hablan, me arrastran, me escupen, me saltan.
Tiran de las trenzas de la geisha, la nipona se revuelve, inquieta.
Insostenible pretensión, es incompleta la acción,  con razón no puedo ver lo que sé que hay tras el telón.



Te huelo, te siento, joder que lamento, me pienso, me miento, te miento, me veo comiendo.
Tus huesos, tus manos, tus pies y tu rabo, joder que descaro, la miel a mis labios.  Empapo las blancas manadas de páginas de sueños inertes, fehacientes, de viudas hirientes.
Mil sádicos comenzaron a lastimar y varios de los nuestros comenzaron a gritar. Agitóse la melena, militares y cadenas, vienen raudos, a la espera, exasperada comadreja.
Cobardes de padre sin madre aparente, cobardes de hambre con sedes de dientes.
Abismo de mis botas, bailando a varios sones, me equilibro en la ventana caída, de la multa a la bahía.
 Si te duele pues no pienses, si te duele solo siente, si no duele se desmiente.
No encontrarás palabras pudientes.
Eres grande y eres lista, eres maga y eres druida.
Necesitamos cicatrices, mi cuerpo es sabio.
Delirante de la técnica.
Gracias a mi reina.
Me recomendó la pomada de las monjas.
La dueña de mi campo sin caballo ni faz.
Solitaria loba del desierto, poblado y muerto, tu manada buscas, aúllas, aúllas, aúllas.
 Dejas botellas en los rincones, dejas corales en las paradas, dejas conductas aparentadas, dejas miradas acaparadas.
Y te quedas con nada.


Fluidez la da el agua, conexión la palabra.
 Expresar lo que hay dentro, música de manifiesto y saber lo que pienso, pretérito pluscuamperfecto.
Con colores más fácil, dibujitos de valles, componer mis lamentos, y seda de entalle.
Violonchelo, no miento, aunque algún día me falles, lagrimitas de viento, collarines de sable.

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