Horizonte
de sucesos
Me
elevo a tu petit mort,
sé
que se irá una parte de mí,
una
energía que ingiero,
que
mantengo y que expreso,
que
se ve en todo mi cuerpo,
que
me traen los aguaceros,
cascadas,
maremotos y viento.
…
Son
delirios de princesa,
de
meseta,
de
arquetipos,
de
promesas.
Son
amigas de mil vales.
Si
no sientes, no vales.
Cascabeles
de tus mares.
Son
tetitas manejables,
son comadres,
malabares,
circuitos
y resonancias,
vinilos
y trashumancia,
el
valle es digno de estancia,
subamos
a la montaña.
Dibujos
de piedras mayas,
Perséfone
entra en estancia,
nos
vemos en hecho y queremos constancia,
huélete la fragancia,
brillantes
de mi balanza,
palabras
de amor y salvia
y
dejarme caer las bragas.
Confíame
en ti misma, dice su inconsciente,
mientras
me instruye a barajas y vientres,
consejo
de vidas pacientes,
complacientes
y bien vivientes.
A mi
los besos en las sienes,
donde albergan circuitos las mieles.
...
Rodando
hacia al Hades me encuentro,
el
sexo es sabor y viento.
Me
encanta sentirme tan dentro,
me
beso entre mis lamentos,
me
excito con entenderme,
con mirarme al espejo,
con mirarme al espejo,
por
pensarme estremecerme,
por
sentirme y ver si vienes,
te proyecto por mis pieles,
eres
tú a quien quieres.
Calamares
de mil redes,
ahógate
en tus telares,
el
árbol con agua se expande
y en
la tierra eso lo saben.
Las
lunas son bellas y agiles,
redondas
como los males,
azules
como los mares,
es
agua, de quien tú ya sabes.
Me
inclino al ver tus tales,
personas
entre carnajes,
salvajes,
manera y paraje.
Corrígeme
si me sabes,
me
inclino a pensar que vales,
ya sabes,
ya sabes,
tres
planes.
Tentada
entre las calles,
me
miran blandiendo corales,
mis
cales,
mil
claves.
Mis
dedos están rugosos,
mis
manos absorben manglares,
mis
cielos encavernados,
mis
velos conviven vagos.
Mis
risas ocasionales,
descubro
en quien ser enjambre;
Combino
mis inventares,
emociones
sin sonidos tales,
conceptos
en los embalses,
tomar
que me quieres, sabes.
Deprisa
la muerte avisa
recuerdos
de sus andares
sabores
imaginables
velocidad
al estilo afable.
Recuerdo
esas caídas
a
velocidades rapaces
ves
la muerte en cada esquina
haciéndote
sentir viva.
Sabía
que había prisa,
la
brisa de la marisma,
volantes
de tunecinas.
Tu
misa
me
habita,
la
visa hacia el suelo entechado,
enfocado.
No
paro,
un
adiós desparejado,
la
energía se va por el vado,
agua
en el lavabo.
Bravo,
bravo,
bravo.
bravo,
bravo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario