Escritos

lunes, 28 de abril de 2014

Selene


Horizonte de sucesos
Me elevo a tu petit mort,
sé que se irá una parte de mí,
una energía que ingiero,
que mantengo y que expreso,
que se ve en todo mi cuerpo,
que me traen los aguaceros,
cascadas, maremotos y viento.

 
Son delirios de princesa,
de meseta,
de arquetipos,
de promesas.
Son amigas de mil vales.
Si no sientes, no vales.
Cascabeles de tus mares.

Son tetitas manejables,
son comadres, malabares,
circuitos y resonancias,
vinilos y trashumancia,
el valle es digno de estancia,
subamos a la montaña.

Dibujos de piedras mayas,
Perséfone entra en estancia,
nos vemos en hecho y queremos constancia,
huélete la fragancia,
brillantes de mi balanza,
palabras de amor y salvia
y dejarme caer  las bragas.


Confíame en ti misma, dice su inconsciente,
mientras me instruye a barajas y vientres,
consejo de vidas pacientes,
complacientes y bien vivientes.
A mi los besos en las sienes,
donde albergan circuitos las mieles.
...

Rodando hacia al Hades me encuentro,
el sexo es sabor y viento.
Me encanta sentirme tan dentro,
me beso entre mis lamentos,
me excito con entenderme, 
con mirarme al espejo,
por pensarme estremecerme,
por sentirme y ver si vienes,
te proyecto por mis pieles,
eres tú a quien quieres.


Calamares de mil redes,
ahógate en tus telares,
el árbol con agua se expande
y en la tierra eso lo saben.
Las lunas son bellas y agiles,
redondas como los males,
azules como los mares,
es agua, de quien tú ya sabes.

Me inclino al ver tus tales,
personas entre carnajes,
salvajes, manera y paraje.
Corrígeme si me sabes,
me inclino a pensar que vales, 
ya sabes,
tres planes.

Tentada entre las calles,
me miran blandiendo corales,
mis cales,
mil claves.


Mis dedos están rugosos,
mis manos absorben manglares,
mis cielos encavernados,
mis velos conviven vagos.
Mis risas ocasionales,
descubro en quien ser enjambre;
Combino mis inventares,
emociones sin sonidos tales,
conceptos en los embalses,
tomar que me quieres, sabes.

Deprisa la muerte avisa
recuerdos de sus andares
sabores imaginables
velocidad al estilo afable.

Recuerdo esas caídas
a velocidades rapaces
ves la muerte en cada esquina
haciéndote sentir viva.
Sabía que había prisa,
la brisa de la marisma,
volantes de tunecinas.



Tu misa
me habita,
la visa hacia el suelo entechado,
enfocado.

No paro,
un adiós desparejado,
la energía se va por el vado,
agua en el lavabo.
Bravo, 
bravo, 
bravo.

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