Escritos

jueves, 7 de agosto de 2014

Glad i deg


Te quiero,
que palabra mas brusca.
Ese chasquido que asusta.
Penetra en el bosque y me busca.
Me encuentra,
me achucha.
Coraje de mi hucha,
despierto como quien lucha,
aullidos entre galuchas.

 
Es mas simple cuando escuchan.
Más sencillo que un te quiero,
es esa mirada con anhelo.
Sentido en el cancionero.
Línea discontinua y gemelos,
velitas que caliento,
un té
y un asiento.


Embelesas mis miradas como espesas,
las manos abiertas.
Cuando me tocas me expresas,
te entiendo,
conversas por mi vientre de antemano
me aprietas,
te escucho y me sienta,
bien,
me contrae la veleta,
la encuadra en su tienda,
abierta,
y que entren hormigas y nietas.
La dieta,
sendero de petas.


Quiero hacerlo a tientas.
Quiero entender lo que mientas.
Sentir que tus manos son grietas,
masajes,
carpetas,
refugiarse en la flecha,
volver a ser mecha.


No entiendo como puede ser tan blasfemo
volar por remiendos,
sacarte de adentro,
tornarte harapiento
y meterte en los fueros,
internos,
adentro.


Te quiero,
palabras necias…
un recuerdo que se aprecia,
asomado a la puerta,
pidiendo respuesta,
mas dios no lo quiera,
se viene de vuelta,
camina despierta,
se vuelve a su estela.


Lo siento por confundirte,
me duele el pelo.
Se desmienten los hechos,
ahora despierto,
estoy entera,
a trechos.
...
Te quiero.
¿a quien se lo digo?
al viento

Mandalas


Mi habitación son altares,
redondos,
anfibios y mares.
Sales por cenégales
mantengo vigilia e instante,
ahora cabalgo parajes.
Lo de siempre lo tienes,
¿vale?


Comportamientos en sillas,
bailes.
Mi habitación son altares.
Me brillan,
recuerdan y alumbran,
la bruma que alumbro.
Me duelen las sienes,
cicatrices en bienes,
tu cara me adhiere,
mascarilla que adquiere.


Saluda al emulo del quiero y no estoy,
mirada concreta del nunca
soy hoy,
admites vergüenza al ver su labor,
es nena,
es bruja,
arde camarón.
Tortilla del estirón,
una copa y vámonos, elocuente locomoción
¿y el sabor?, sabrosón.


Hablo de lo mismo en distinta canción,
las notas van conformes, con diferente acción.
Mis dedos van acordes,
saberte ya el color.
Sorbete que me añades,
saberte con valor.


Valkiria de mis días,
continuo y vacilón,
caballos a galope,
el viento en el mentón.






Calao


El suicidio.
Los agujeros negros.
Los temas.
Los vicios.
Los lunares en las cejas.
Las fiestas.
Los gritos.


Una chica que pasa el verano en la arena.
Se ahoga en un vaso de agua.
Embellece las lagrimas de sal que ruedan por sus nalgas
Remando la marejada.
Así se ahoga la gente.
La muerte
vierte
collares
y dientes.
Intentos, e inventos.
La marea escupe las oportunidades.
Realmente fui feliz.
Fui plena.
Concisa.
Centrada.
Nariz.
Cambió todo.
La destrucción.
El caos.
El orden de las cosas.
La orden, la mosca.
El caos en el orden.
El orden del caos.





No hay geisha sin piedra


Creía tener esa válvula
incierta,
que permite al chorro hacer figuras
entre los dedos.
Creía tener algo propio,
pero cómo habré de valorarlo,
si no se aprecia.


El talento o el sable,
el aguante o el guante.
Pegado sobre la piel,
surgir de entre acantilados de papel.
Que te rechacen siendo virgen,
por puta.
Que te mitiguen los moratones autoinfligidos,
mientras superas los trayectos de satén.
.
Marcos
bellaco,
como atreves a cuestionar mis andares,
mis andanzas
Entre que manglares me has sumergido,
y entre que piscinas nadaba.
No me sé el olor de mis bragas.
Espejos, mudanzas.
Entierros y barcas.
Al mar,
y navegar con templanza.
Amarte, Cortazar.
Rezar en balanza por mil horas bravas.
Disfrutar de los tiempos…
vientos, siento…
todo eso.


La teoría la reinvento,
la reviento de oídas,
y en la práctica miento.
Me traigo contento,
 Artemisa,
al pecho:
 me instigaste a perderlo,
si bien no tenia constancia de tenerlo.
Creí que pescaba meros,
bien contentos ante el anzuelo.
La pesca,
deporte de eternos,
cansancios entre maderos.
Que te miren y sepan cielos,
estando yo en un salero con paredes de eventos,
trasparentes e incierto.
Que se enamoren de tu reflejo,
querer dejar de ser intenso,
 querer no ser
y verme dentro.
Torbellino del incesto,
negro,
púrpura,
bello.

Demasiado rápido para el lento
intensidad en el almuerzo
 y comensales contentos.
Siempre viene bien un ligero desprendimiento
Tirar piedras al pecho,
reventar conejos.
Me asusta el cómo veo,
necesito barqueros,
necesito palas,
necesito Hefestos.
Alquilarme una casa dentro.
El pueblo,
bocazas,
disperso,
 like Dada,
momentos.
Es Dios en la ventana,
que me amordaza y me sangra,
me tira flores mientras me habla.
¿qué dices?
Bonanza
Pesadez que redacta,
cemento,
pliegues,
 pana.
Banderines y estrellas varias.
Suena raro, pero calma.
Es la poesía de la vaca.
Sagrada y a la vez pancha.
Violenta y a la vez franca.
Incomprensible
Fusil en barricada
Apuntándome
Dispara.


Escríbeme cómo hablas
¿y si no pronuncio palabra?
No hay temática,
metafísica,
extravagancia.
Dejarse ir,
dejarse ir
controlar, pernoctar
Vivir,
Existir.
Dejarme ser y ver en mi
Constructos de nidos,
 alambra y espino.
Suave,
como un pino.
Palmeras y conejillos.
Tocarme,
resolver conflictos.
Escribir,
plasmar sobre frisos,
dialogar lo que piden mis hijos.
Necesito un hombre y un piso,
solo historias que me incito.
No tengo a nadie, tengo un amigo.
Estoy sola, me tengo conmigo.
Es difícil entender lo que digo.
Una cama y un nicho
Una noche y un dicho
Una vela y un bicho
Un proyecto y un quiso
Una muerta y un guiso.


Despertarme entonces despierta, morderme la lengua, querer dar media vuelta.
Estaba yo contenta,
violeta,
creo que tan solo coqueta.
Mis ojos se creyeron saetas,
obras de arte,
setas.
Y miraba a los que intentaron verla.
Nunca permito vereda,
el propio camino me altera.
Prefiero entregarlas muertas,
bellas,
 cadáveres de seda.
¿Con que me quedo?
Con brechas
¿Y como duermo?
Concreta
Ya despertaré a tu vera, me pondré mis cosas y puerta.
El gracias no sirve una mierda
Que te pegue y tu me pegas.
El pagar de los turcos belgas.
Que me rechaces por sopas de piedra.
Me topo siempre con la misma
puta siembra.
Me quiero perder en una isla desierta,
sin compañeros
ni quebraderos de cabeza.
Que me saquen esta fuerza,
 o que venga alguien y me enseñe a perderla.
Un maestro de perchas:
solo quiero correrla.
Moratones y morenas.
Rubias, pintas, grosellas.
El vivir aventajado,
en constante y embarrado
Quiero cumplir ya mis años.
Ser dueña del ganado,
mis hermanos,
piernas, brazos,
un cuerpo que nos es dado.
No entenderás un carajo.
Ella sabe que cada uno tiene su bando.


Pierdo el tiempo demostrando que los lenguajes son solo vocablos.
Las miradas,
los comandos,
temperamentos duros,
blandos.
Perdono hasta a los santos ya que todos buscamos vasos.
Nada de lagrimas,
a nado.
Recipientes de tinta,
viertes
¿qué decirte?
Comprendo lo que sientes
Te dije que te haría daño
¿no será porque soy ermitaño?
No es dolor lo que emano,
es incomprensión de antemano.
Que no me sepan coger la mano,
no dejarme caer,
vago.
Desmayarme
y caer en brazos.
Confiar en un humano.
¿cuan difícil es el tratado?
Siempre hay proscritos de bando.
Instrucciones,
las hablamos.
Quiero un amigo blanco,
tu quieres un corcel domado.
No te sirven lametazos,
aunque solo a ti se los he dado.
Simplemente no puedo dar donde hay un vano.
Ventanas y puertas,
sentirme un charco.
Que me duela el pan tomado,
necesidad de sentirme entre manos.
El amor es complicado,
pero es sencillo si es cantado
Las letras,
 eventos,
 son mosaicos,
cortando piedras,
encajando.
No quieres sufrir,
lo has pensado.
¿Qué sabes de mi?
Me has probado
¿Qué crees que yo se?
No has preguntado.
Me quiero morir,
 de ahí viene el daño.
Lo demás es salado,
 no engaño.


Te lo sirven en cucharas de malaquita y no las limpias
Mi parte: el recibir y el dar
El no saber concretar
ni mesurar
Servir mesas que se van sin pagar.
Y dar y dar y dar.
Gritarle al viento: “que me devuelvan lo que es mío”
Lo perdí en una cascada,
hundido,
entre agua salada.
Un avión,
una brazada,
burbujas
y respirar bajo el agua.


Resumiendo hay dos opciones:
disfrutar del día,
comer fruta fría,
zumos de granada y piña,
u olvidarte de esta amiga,
que no entiende de la vida.
Que me hagas poesía,
y me digas tu misa con palabras y orina.
.
Que le digas “abandono porque pica” a una enferma de cosquillas.