Escritos

lunes, 28 de abril de 2014

Desprendes fuego


 Maldición de Arquímedes, días felices que me pierdo, por pensar en mis narices,
la época pasada nunca sobrevivirá a la tempestad del tiempo, cicatrices.
Y son estas palabras las que ahogan al viento, las que inhiben pasiones, la que embarcan deshechos, las que matan momentos.
Y todas esas veces que me imagine estar contigo y sin embargo aquí me tienes, desheredada, todas esas veces que te quise dejarme ser, y ahora no le pertenezco ni a mi propia piel.


Increíble mañana soleada de invierno, laguna fría,  inmensa intensidad que alumbra.
Eso es lo único que importa, el sentir sintiendo, un camino entre los bosques, un paseo entre las noches, lunas y aparcacoches.
Anochece y nos acostamos, inundándonos el barco, colchones ovalados incrustados en las comisuras de tus labios.
Imagínate volar esta noche, seria fantástico dejarse llevar, como por la música, que te arrulla,  sintiendo, desechando pensamientos incoherentes.
 Vivir joder, viviendo.
Sentir, no ser.
Sintiendo.
- Y todavía me duelen en el alma las cicatrices, me inunda el recuerdo, preceptos del pienso, besar tus saleros y caerme del cielo.
- Y cual es mi problema joder, ¿cual es?
Incoherencia en los tejados, un ratón que huye de un gato, personalidad doble, bisagras en botes, cerebros veloces, visiones de anoche.
Taladro en un monte, cabezas, redobles.
Quisiera dejarme llevar como una pluma, sorda, colchón de mudas, de monjas, de alturas, de curas.
Vacilante conexión de enlaces, huyo de mi cuerpo, me resguardo en mis adentros, ¿qué intento?
Perdona mis lamentos.
Rezaré en las noches oscuras tragando mi inmensidad obtusa, mi tormento, incestuoso ante mis ojos abiertos.
Sulfuro de tercos y bobos.
Aullido de un lobo.
Historia de todos.

 
Tu sabrás esconderte el dolor, la indisposición, las ganas de mentón.
A mi me hace exorcizar, calambres de calamar, el ser incapaz.
Me abstengo y dispongo a pensar, a dejar de estar.
Anochezco ante mis ojos y no despierto.
Grito desde dentro, enjaulo mis lamentos, que gritan insatisfechos.
Paro, quieta, enjuago los momentos y realmente vuelvo al tiempo, despierto.
Disfruto y entiendo, ni finjo ni miento, me embalso en tus besos.
Joder, que gusto en aumento.
Me abandono y me entrego, pero me siguen mordiendo perros.
Me lanzan con el rabo, parásitos albanos.
 Mi vida en un tejado, saltar sobre los vagos, negarme el cielo ganado.
Los gatos no son sabios, solo campan negros y flacos a dos bandos, como blanco de tus dardos, como flancos de barqueros y sus lagos, salinos y dulces y amargos. Inconexiones de pescuezo, quién quisiera estar loco y quién pudiera ser cuerdo.


Tomate mis palabras como lágrimas de descargo, de las que iluminan el cielo azul, abierto y plano.
Simplemente necesito sacarlo de dentro.
Por estar presente te converso.
Me quedo en lo cierto, beber de tu agua es intenso, adictivo suplemento, hueles a fragancia de sauce y almendro.
Qué bueno.
En mis sueños te tengo y sin embargo me sentí tan mal yo adentro, malgastados pensamientos, circunstancias del encuentro. 
Enséñame como se paran los trenes de la mente cuando se convierten en locomotoras embistiendo, cuando te alienan los reyes.
Rayando la miga del pan me tienes.
Soy el aguacero que acompaña al rio mientras atraviesa cascadas y puentes.
Somos náufragos de vertientes, contingentes, parejos y divergentes.
 Meros supervivientes.


Tranquilizantes sin receta, sinceridad obscena, dormir en vereda, encenderme velas, volar por tus venas.
Sentirme contenta, tranquila y plena.
Efímera perla, en tu intriga te crees bella.
En collares no osaron verla.
No hay valor en perderla, pues te regala su ausencia.
Agradecerte el trato y tratado.
Entusiasta elaborado, alborotado.
Agradecerte el amago, en oro valorado.
Agradecerte que mi afecto no caiga en ojos vagos.
Agradecerte el ser tan franco, sonriéndome con tus dientes blancos.
Necesito paz y agrado.
Lo transcribo y te lo regalo.
Un espejo de tus vanos son mis manos.
Yo quiero ser tu amiga, que me mezas y me enfoques, que no me permitas emborracharme a reproches.
Ser un cachito del broche.
Por todo ello, que pases una muy buena noche.


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